lunes, 3 de mayo de 2010

Pico Pelopin (2007m)

El sábado día 1 de Mayo decidimos afrontar el reto de subir al pico Pelopin, entre Linás de Broto y Otal. Aunque las predicciones meteorológicas daban muy mal día para subir a la montaña, eran tales nuestras ganas que no dudamos en adentrarnos en esta aventura.

Para la ocasión el Comando estaba bastante ocupado por lo que finalmente únicamente Estela, su hermano Pedro y yo, pudimos ir a la aventura.

Un pico que a priori creímos sencillo, pues aun siendo de 2000m de altitud el desnivel era poco, y la mayoría de montañeros lo solventaban en un par de horas. Además Estela ya había estado en él en dos ocasiones, aunque había comenzado la excursión por otra zona.

A las diez de la mañana con mucha niebla y con un poco de lluvia comenzamos a ascender el pico de nombre divertido (mira que llamarse Pelopin…). Teníamos que estar atentos ya que había ciertos tramos del camino en los que había que desviarse y por ello estuvimos casi toda la excursión con mapa en mano. Pero la niebla es traicionera y cuando desde un principio no ves el pico al que tienes que ir, pierdes la referencia se hace mucho más costoso orientarse.
Llegamos a un último collado por el que asomaban dos picos. En un principio pensamos que, al leer el mapa, el primero de ellos tendríamos que rodearlo y el segundo de ellos podía ser nuestro ansiado pico, aunque andábamos muy despistados y sin saber realmente donde habíamos ido a parar.

Esperábamos que cerca del gran pilón que había a modo de cima, estaría la chapa que establecería dicho pico como punto Geodésico, inocentes de nosotros, allí no encontramos ninguna chapa. Creo que es la primera vez que asciendo una cima en la que no pone el nombre en una chapa o algo por el estilo, nada. Qué lástima, con las ganas que teníamos de saber donde estábamos… y qué malo es estar perdido en esta vida.

Desde la cima, divisamos a lo lejos dos figuras con capas. Había más gente inconsciente además de nosotros de salir un sábado con tiempo de perros a la montaña, y quizás ellos supiesen los nombres de los picos. Desde la cima, pego un grito para preguntarles, pero lo único que llegamos a entender es un: “No lo sabemos”. Qué bien… ellos también andan desorientados. Vemos que se dirigen al otro pico, al que nosotros habíamos rodeado. Bajamos el supuesto pelopin, y decidimos subir a ese pico al que van los dos extraños “jorobados” (llevan la capa por encima de la mochila). Pedro hace un esfuerzo titánico y sube el repecho hasta la cima a una velocidad impensable, y consigue hablar con ellos antes de bajen. Mientras Estela y yo nos dedicamos a echar un par de fotos e inmortalizar el momento, esa niebla que tanto mal nos está dando.
Cuando llegamos a la cima Pedro nos comenta que tampoco sabían muy bien donde nos encontrábamos, que pensaban que ahora, en esa nueva cima subida por casualidad, estábamos en el Pelopin.
Con una cacao mental y sin saber realmente que ruta habíamos realizado, decidimos descender e ir a comer, ya que como el tiempo no acompañaba comeríamos al llegar al coche.

Como siempre hicimos una bajada rápida. El único momento donde tuvimos que detenernos fue cuando encontramos a una vaca en mitad del camino, que miedo me dan las vacas salvajes…
Una vez ya en el coche sobre las 4 de la tarde, cambiamos pantalones que iban un poco húmedos debido a la lluvia y al barrizal, y ya a jalar con un hambre de perros. Fuimos a tomar una buena taza de café, que bien sienta en buena compañía y tras haber coronado una cima complicada (debido a la meteorología). Ya en el bonito bar de Linás de Broto le preguntamos al camarero si sabía cómo se llamaba el pico en el que habíamos estado, nos dijo que el del pilón grande era el Pilupin y el de al lado con pilón más pequeño el Pelopin.

Qué suerte de haber subido al segundo pico, ya que era realmente nuestro objetivo. Así que sin más rodeos, otro pico más conquistado en el Pirineo.

Cada vez que voy a la montaña me gusta más, cada día es más especial, más bonito, la montaña es única y cuánto más te acercas al Pirineo y a las grandes montañas de ahí la sensación es más intensa aún.

Gracias por estas montañas que día a día, a la gente que las sentimos nos van dando vida… aunque haya ocasiones en las que la quiten.

Un saludo, y gracias por leer este fragmento de una pequeña aventura.

Auris

2 comentarios:

  1. Juas, juas, juas. He disfrutado mucho con tu narración. Así fue como fue!

    Sí, un día de perros, pero un día estupendo. Espero que sigamos disfrutando de las montañas!!

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  2. ya te digo! me encanta la montaña... ya no me importa que llueva q nieve o que caiga el sol a chozos...! gracias por el comentario! a ver si el finde q viene volvemos!

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